Del Peso ideal al «Peso perfecto» Por Gregoria Cáceres.
Vivimos en una sociedad en la que estamos constantemente pendientes de la báscula, para intentar entrar en esa talla 36 de la tienda de moda, estar en el “peso perfecto”. Nótese que esta presión es básicamente sobre la mujer.
El concepto de «peso perfecto» es un gancho habitual de los promotores de las dietas milagro y del cual se aprovecha y mucho, la industria. Muchas veces se confunde dicho “peso perfecto” con el “peso ideal”. Y nada más lejos de la realidad. El peso ideal es aquel que permite a nuestro cuerpo funcionar con normalidad y no va a provocarnos perjuicios en un futuro aunque hoy nos encontremos bien, o lo que es lo mismo, se considera el peso ideal de una persona aquel que le confiera la máxima esperanza de vida.
El peso ideal nos permitirá funcionar con normalidad sin provocar prejuicios en un futuro
El peso ideal no es un peso exacto, sino una horquilla de peso en la que nos podemos mover y que se inclinará más hacia el límite alto o el bajo en función de otros factores. A menudo el peso ideal real no coincide con el peso ideal estético. Mucha gente se encuentra bien o guapa por debajo de su peso ideal, o estando en normopeso hacen dieta para llegar a un peso por debajo de lo recomendado para sus características por que se ven mejor y porque no se puede negar que la publicidad y el ideal estético que nos venden los medios se inclina peligrosamente hacia la delgadez a menudo excesiva.
¿Qué factores intervienen en el peso ideal?
Para conocer cuál debería ser el peso correcto de una persona, se deberían en cuenta varios factores: la altura, la edad, el sexo, la complexión, el peso actual y la composición corporal. Esto teniendo en cuenta que nos estamos refiriendo sólo a personas sanas. La edad, el sexo, el peso actual y la altura son datos fáciles y rápidos de obtener, muchas tablas de peso generalistas se basan en estos datos (no en todos, generalmente solo sexo y altura).
¿Y cómo se mide la composición corporal?
Conocer la cantidad de masa grasa y masa magra que contiene nuestro cuerpo, ya es un poco más complicado. Este dato es relevante porque la masa magra pesa más que la grasa. Así por ejemplo un deportista profesional con un porcentaje de grasa corporal muy bajo puede tener un peso que en las tablas generalistas se clasifique como excesivo, siendo esta conclusión naturalmente falsa.
Lo mismo nos sucedería si intentáramos aplicarle el criterio del IMC, podría salir que tiene sobrepeso (por eso el IMC, tan útil, solo se usa para población general, donde el margen de error por estas cuestiones es muy pequeño). Además la cantidad de masa grasa nos indica el estado de forma física de la persona, si no está entre los límites saludables se tratará sin duda de una persona sedentaria que podría a la larga tener problemas de salud.
La masa magra pesa más que la masa grasa
Lo más común es que se use un aparato de bioimpedancia, que funciona haciendo pasar una corriente eléctrica imperceptible a través del cuerpo y según la resistencia que va encontrando esa corriente a su paso, la máquina calcula cuánto era grasa, cuánto agua y cuanto hueso y masa magra.
Los porcentajes de masa grasa adecuados para población sana son estos:
HOMBRES MUJERES
De 15 a 20 años 15%-18% 18%-22%
De 21 a 50 años 16%-25% 21%-30%
De más de 50 24%-26% 29%-31%
Es evidente que cuantos más datos tengamos a la hora de calcular el peso ideal de una persona, mejor. Pero siendo realistas, a menudo hay datos difíciles de obtener si no se tienen los medios adecuados, como es el caso de la composición corporal.
A lo largo del tiempo distintos científicos han ideado fórmulas para conocer el peso ideal usando algunas de las variables comentadas. Sin duda la fórmula más conocida es el IMC o Índice de Quetelet que tiene en cuenta solo dos variables (talla y peso actual) para darnos un resultado con el que sabremos si nuestro peso actual es adecuado o no, y en qué horquilla deberíamos situarnos. Este criterio lo usa la OMS y casi todas las estadísticas.
La horquilla de lo que se entiende por peso normal es muy amplia. Para verlo con claridad, imaginemos que alguien acude a la consulta de su dietista-nutricionista. Este calcula que la persona, que mide 1,70 metros, presenta un IMC de 18,5 kg/m2. Como se ha visto, estaría en el límite inferior de la definición de normopeso. ¿Cuál sería su peso con dicho IMC? Es un cálculo simple: 18,5 kg/m2 x (1,7m x 1,7m). Pesaría 53,5 kg. ¿Y si su IMC fuera de 24,9 kg/m2 (el límite superior de la definición de normopeso)? Veamos: 24,9 kg/m2 x (1,7m x 1,7m)= 72 kg. Así, esta persona puede pesar 53,5 kg y estar en normopeso, y puede pesar 72 kg y estar todavía en normopeso. Su peso puede variar nada menos que 18,5 kg sin dejar de considerarse normal.
Tabla de la OMS peso ideal según complexión física
Ahora bien, incluso si padecemos sobrepeso (IMC igual o superior a 25) u obesidad (IMC igual o superior a 30), debemos tener presente que las personas con exceso de peso que realizan ejercicio físico de forma habitual pueden presentar menos riesgo de padecer enfermedades del corazón o cáncer que las personas sedentarias pero con peso normal.
El IMC no predice en todos los casos el riesgo de enfermedad o de la mortalidad.
Después de todo esto, ¿por qué se sigue fomentando la idea del “peso perfecto”? El patrón actual de las y los modelos de moda transmite un erróneo ideal de delgadez extrema, en el caso de las mujeres, o atlético, en el caso de los hombres.
Por otra parte, debemos ser conscientes del bombardeo de imágenes corporales que glorifican la juventud, de mensajes que vinculan la autoestima a la delgadez y de productos que prometen juventud eterna y belleza inmarcesible.
Esta imagen irreal de lo que es un cuerpo sano nos impulsa a aprehender de manera implícita (y errónea) el ideal de delgadez o de juventud como sinónimos del éxito, pero nos distancia de una saludable autoconciencia de fragilidad. No extraña, por tanto, que varios psicólogos especializados en la imagen corporal consideren que los medios de comunicación pueden aumentar nuestra insatisfacción corporal existiendo más consecuencias negativas.
La búsqueda de un cuerpo perfecto está asociada a un gran coste en libros, revistas, consultoría profesional, material deportivo, inscripción a clubes deportivos, alimentos especiales, suplementos dietéticos, fármacos, cirugía estética “chorradas” varias, al igual que la práctica de regímenes dietéticos inadecuados o de restricciones alimentarias injustificadas, trastornos del comportamiento alimentario, realización de ejercicio de manera compulsiva, una creciente insatisfacción con el propio cuerpo ,sentimientos de culpabilidad o vergüenza, un mayor riesgo de aislamiento social, depresión, autolesión o incluso suicidio.
Todo ello puede ser una gran fuente de infelicidad y tener un impacto muy negativo en la calidad de vida. Esto resulta preocupante en todos los grupos de población, pero los dos grupos más vulnerables son las mujeres mayores y los adolescentes; sobre todo, las chicas adolescentes.
Los grupos más vulnerables de la población son las mujeres
En definitiva, lo importante es mantenernos dentro de un peso saludable que garantice el funcionamiento correcto de nuestro organismo y para llegar a dicho peso sólo debemos adoptar hábitos saludables, como una alimentación variada y equilibrada acompañada de actividad física de forma regular. Pasa de la báscula y mantente sano.
Autora: Dietista-Nutricionista Gregoria Cáceres ( Rissel).
TDC NUTRICIÓN
tdcnutricion@gmail.com