EL EFECTO «YO-YO». CUANDO GANAS MÁS DE LO QUE PIERDES ¿O AL REVÉS?. Por la Dietista-Nutricionista Gregoria Cáceres (Rissel).
El fenómeno conocido como efecto “yo-yo” se produce como consecuencia del seguimientos de las llamadas dietas milagro o aquellas que prometen una pérdida de peso de forma rápida.
¿Por qué se produce el efecto “yo-yo”? Con estas dietas, cuya duración suele ser inferior a dos semanas (menos mal), lo que se consigue es una restricción energética intensa que favorece la pérdida de peso y volumen de forma brusca pero a expensas de glucógeno, proteínas, agua y minerales, y no de grasa, que es lo que realmente importa de cara a perder peso, puesto que su exceso es el que está fundamentalmente implicado en el sobrepeso u obesidad. Esto ocurre porque el organismo pone en marcha una serie de mecanismos para tratar de contrarrestar el déficit energético que se está produciendo.
El efecto «yo-yo» se produce con dietas muy restrictivas e inadecuadas.
Este tipo de dietas, que van desde un bajo valor calórico (menos de 1200 kcal/día), como aquellas que están basadas en el aumento de uno o varios macronutrientres (dietas hiperproteicas que son dietas con niveles altos en proteínas) o aquellas que los restringen (dietas bajas en hidratos de carbono), aparte de caracterizarse por un desequilibrio nutricional, promueven la movilización de las reservas energéticas por parte del organismo.
Son dietas con un gran desequilibrio nutricional.
En primer lugar se recurre al glucógeno almacenado en el hígado, que no es más que la forma en que se deposita la glucosa, el combustible energético por excelencia especialmente del sistema nervioso y de las células sanguíneas. Tras degradarse el glucógeno para obtener glucosa, lo que se provoca es una eliminación de agua por vía renal. Al no existir glucosa, se produce la generación de cuerpos cetónicos con la consecuente acidosis.
Tras quedar agotadas las reservas de glucógeno (puesto que éstas son limitadas), el organismo recurre a las proteínas del músculo como fuente energética. El músculo es el tejido con mayor cantidad de agua acumulada, por lo que al utilizar las proteínas también se elimina agua junto con minerales y sustancias de desecho y tóxicas que resultan de su metabolismo como laurea y el ácido úrico.
Por último, tras pasar dos semanas de haber seguido una dieta de las características anteriormente dichas, se procede a utilizar las reservas de grasas del organismo.
Al abandonar la dieta, se recupera más del peso perdido y con mucha facilidad. Además, se trata de dietas restrictivas que en absoluto corrigen malos hábitos alimentarios, su único fin es conseguir un objetivo a corto plazo.

Resultado: al abandonar la dieta recuperas más del peso perdido y vuelves a tus malos hábitos alimentarios al no haberlos corregido.
¿Cómo evitar el efecto “yo-yo”? La mejor forma de perder peso de forma saludable es seguir una dieta individualizada, es decir, adecuada a los gustos, preferencias y circunstancias personales de la persona. Dicha dieta ha de ser además variada y equilibrada y combinarse con la actividad física de forma regular.
Se debe realizar una restricción energética moderada que promueva una pérdida de peso progresiva y constante, entre 0,5- 1 kg a la semana.
De nada nos servirían todas estas pautas sin una correcta educación alimentaria (de ahí la importancia de un profesional sanitario cualificado) que garantice la adquisición de unos hábitos de vida saludables.
En definitiva, las dietas milagros no existen, no se debe hacer dieta durante un tiempo, si no adquirir un estilo de vida saludable.
¡No hagas dieta, sigue un estilo de vida!
No existen las dietas milagros, sí un estilo de vida saludable
Autora: Dietista-Nutricionista Gregoria Cáceres (Rissel).
TDCNUTRICION
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