Un niño gordo es un niño sano. Por Gregoria Cáceres.
La buena alimentación y los buenos hábitos son siempre una meta a cumplir para la mayoría de las personas actualmente, ya que por nuestra educación y, sobretodo, nuestro ritmo de vida, es algo que resulta muy difícil llevarlo a cabo. Y es que la sociedad en la que vivimos no ayuda nada con eso del consumismo y la sociedad de mercado y sólo se dedica a ser irrespetuosa con las personas que sí lo llevan a cabo.

La sociedad actual no ayuda a tener unos adecuados hábitos saludables
Pasando ya de temas como reciclaje (que nos cuesta millones), la solidaridad, las compras compulsivas (quien tenga cartera para ello) y otros temas por el estilo… Hoy me centro en la alimentación. Estoy cansada de leer y escuchar que la alimentación en la infancia tiene que ser divertida, dulce, con «gusanitos», ¿Qué es una infancia sin «gusanitos»? … y que no falte eso de levantarse de la mesa en cuanto se termine de comer. Por favor, ¡échale YA la comida al niño! , no dejar restos de comida en el plato, le doy esto que si no no come, que se lo coma todo, dale un poquito más, pobre…
¿La Alimentación infantil es divertida por consumir productos superfluos?

Me estalla la cabeza con tanta vuelta a algo como la alimentación, una necesidad humana sana que convertimos en un vicio y hasta en pura gula. Si un niño mantiene una dieta saludable y ésta se lleva a cabo de forma tajante (como debe ser si el médico o profesional así lo aconseja), será desgraciado, le mirarán con pena, le impedirán seguir sano, a toda costa, y según los demás, faltamos continuamente a su salud. Así que quizás haya que soltar cada dos por tres la retahíla:
✓ No toma dulces, ni chuches.
✓ No se comen patatas fritas, ni croquetas, ni postre, ni se cena en abundancia.
✓ No se pica entre horas, se hacen tantas comidas al día.
✓ No se echa en el plato un poquito más, después de que se haya terminado lo que le hemos servido.
✓ No se «repite» plato jamás.
✓ No se come rápido, se mastica bien y no se llena la boca de comida.
✓ El pan solo en las comidas y a poder ser tostado.
✓ Se bebe SIEMPRE agua como bebida y sobretodo antes de comer y no se vuelve a beber hasta terminar.

Si asumimos la alimentación de esta forma, evidentemente el niño lo asociará a un régimen. Pero si un niño está acostumbrado a comer de forma saludable, si disfruta comiendo frutas y verduras en lugar de dulces y snacks, por favor, no le amargues la existencia. No pongas cara de pena cuando le eche la comida en el plato, pensando que no es nada. Antes de comer se ha tomado una pieza de fruta, y hace 2 horas una merienda de media mañana, y estoy segura de que su desayuno ha sido más completo que el tuyo.
No digas que le echemos un poco más una vez que se ha terminado su plato. De esa forma no sabe uno mismo qué cantidad de comida ha comido, y la esperanza de que en futuras ocasiones se pueda repetir, hará que su ansiedad por terminar el primer plato servido, aumente, para ver si le vuelven a echar. Cuando esté con el postre, no insistas si no quiere, no se le da o sólo se le da un trocito. Si no toma postre, respétalo. Afortunadamente no pasa hambre, haciendo sus comidas diarias, por pequeñas que te parezcan. Las mismas situaciones una y otra vez y ¿Sabes qué? Los niños aprenden de lo que ven, sienten lo que los demás piensan u opinan o se esperan de ellos. Se trata de normalizar una situación que además es sana, ¿Tan difícil resulta de entender?

Para un niño o una niña que sigue una alimentación saludable , tiene que resultar natural negarse a un caramelo que le ofrece su abuela, su tía o su prima, porque sabe que ha de comer a sus horas, porque no lo echa en falta, porque sabe que tendrá sus momentos de disfrute con la comida pero de otro modo. Lo sabe y lo interioriza, pero si tú le miras con cara de pena, pones en duda lo que sus padres están llevando a cabo, ofreces una y otra vez dulces, o dices cosas como «pobrecillo» … ¿Cómo crees que se sentirá? Pues mal, y no logrará normalizarlo, se encontrará contrariado, se preguntará si es que sus padres son malos, que si son estrictos, que son los únicos que le dicen que no es bueno comer gominolas o repetir plato…

Pero te comprendo. A ti el médico (a falta de Dietistas-Nutricionistas en sanidad Pública) no te ha dicho que si sigue así tu hijo , cuando llegue a los 30 y se convierta en una persona sedentaria, con problemas de peso, o tenga un infarto, te echarás las manos a la cabeza y te lamentarás. A ti quizás no te preocupe porque tengas esa idea social de que un niño gordo es un niño sano. Tal vez no te preocupe porque a tu niño/a le ocurre lo contrario, no come y piensas que mejor sería que fuese «gordito» A ti, no te han enseñado a ser prudente, a no comprar productos procesados y a no abusar del azúcar.
Y no quiero entrar en temas del tipo ¿Porqué se asocian los dulces, gominolas y chuminadas con la infancia? Porque sinceramente, cada vez lo veo más claro, esto es todo mercado, y estoy harta.

Es cierto qué ¿ Un niño «gordito» está realmente sano?
Así que la clave está en:
Contar con la ayuda de un profesional cualificado
Inculcar hábitos saludables desde pequeños
Respetar siempre la autonomía y elección del niño
Y nunca, nunca obligar al niño a comer

Recomendamos que veáis esta historia real sobre un niño llamado Poncho y la importancia de una buena alimentación desde que naces.
Autora: Dietista-Nutricionista Gregoria Cáceres.
TDC NUTRICIÓN
tdcnutricion@gmail.com
